CON MÚSICA, A TODAS PARTES

La vocación profesional no implica un esfuerzo y una ilusión tan excluyentes como su mito defiende a menudo. En muchas ocasiones las vocaciones se encuentran, se simultanean, colaboran, se cuestionan y empujan mutuamente, se reparten, se turnan, mueren y se transforman, crecen o son rebautizadas, y así un largo etcétera. La vocación es algo vivo, más un instrumento que un contenido. Y hablando de instrumentos, si te gusta la música y también la ecología, puedes amar ambas sin ningún tipo de incompatibilidad. Te dejo un ejemplo:

Durante décadas se intentó, sin éxito, que el último ejemplar de una especie de tortugas dejase descendencia

Descrito frecuentemente como “el animal más solitario del mundo”, este ejemplar de tortuga gigante de Pinta fue encontrado en 1971, cuando se pensaba que su especie ya estaba extinta. Desde ese momento vivió en un centro de la Fundación Charles Darwin para las Islas Galápagos.

Todos los intentos que se hicieron para intentar que George tuviera descendencia fracasaron. Y eso que durante un tiempo se ofreció una recompensa de diez mil dólares a quien consiguiera ofrecer una hembra con la que George pudiera cruzarse.

En 2012, George murió de causas naturales. Tenía 112 años y con él desaparecía el último ejemplar de la espcie Chelonoidis abingdonii. Unos años después, el canal de ciencia Skunk Bear le dedicó esa emotiva canción. (Notiweb, 3-12-21)

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